Solo existe un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia
Sócrates
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Son muchos los jóvenes (y no tan jóvenes) que ignoran las raíces profundas de nuestra cultura e identidad. Esos orígenes que han ido modelando nuestra forma de ser, pensar y sentir a lo largo de los siglos concluyendo el recorrido en ese todo que es hoy Europa, podemos asociarlos sin temor a equivocarnos, con la antigua Grecia.

La reducción y en algunos casos la eliminación de las Humanidades en los diversos programas de estudios, están formando a una generación especializada en casi todo y sin embargo, ignorante en cuanto a la historia y sus lecciones se refiere, más allá de aquellos pasajes que despiertan el interés partidista de alguna que otra ideología anacrónica.

No se me ocurre otra cultura que haya tenido mayor influencia en los demás que la griega. Desde allí, y a través de diversos canales hemos heredado el arte, la filosofía, la literatura, política… en definitiva los principios y arquetipos que han modelado lo que hemos sido y somos.

Grecia es un ejemplo de cómo debemos abordar diferentes aspectos de nuestra vida personal y colectiva con éxito. También lo es de aquellos fracasos a los que se ve abocada una sociedad cuando olvida los valores que forjaron sus momentos de gloria.

De Grecia, como digo se puede aprender mucho. Una de las mayores lecciones tiene que ver con la necesidad que tienen los pueblos en momentos trascendentes de su historia de superar sus diferencias en pro de un bien mayor, como es la supervivencia de todos, ante una amenaza superior, y eso fue lo que sucedió en la antigua Grecia en momentos de tanta trascendencia que si el resultado final, hubiera sido otro, la historia de Occidente, posiblemente sería diferente.

Casi todos hemos visto la película 300, una película que desde el punto de vista histórico tiene más agujeros que un queso gruyere, pero que ante las carencias escolares existentes, tiene el mérito de recordarnos cómo una Grecia dividida en ciudades estado con creencias muy diversas, y modelos tan contrarios como el ateniense y el espartano, consiguieron superar sus diferencias, y vencer a un gigante como era la Persia opresora de su tiempo, mucho más extensa y con infinitos recursos. Una Persia que era la potencia mundial de su época, no pudo en sus diferentes intentos con una Grecia que supo afrontar la adversidad unida, y finalmente vencer.

Para quien se quiera entretener con este relato y otros parecidos, descubrirá la emoción de conocer hombres y mujeres de una altura desconocida en nuestros tiempos. También y por desgracia, de cómo la grandeza de un pueblo está enraizada en la de cada uno de sus miembros, de manera que cuando uno solo pervierte su naturaleza, la totalidad peligra.

Para aquella juventud que le resulte aburrida la historia, pero que no quiera perder la oportunidad de descubrirla y amarla, le recomiendo como punto de partida “Historia de los griegos” de Indro Montanelli. Si lo acaban, que eso espero ya no podrán parar. ¡¡ANIMO!!

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