RENTA MINIMA VITAL VS EFECTO LLAMADA
Este asunto merece ser analizado de forma desapasionada. En mi caso, en aquellas ocasiones en que he decidido opinar sobre tema tan sensible siempre he recibido de uno u otro lado, sin que hubiera ni siquiera un intercambio de opiniones que pudiera acercar posiciones, lo cual a mí me sugiere que es un tema contaminado por la ideología partidista del que opina en uno u otro sentido. Dicho esto, no podemos obviar la realidad que todos conocemos. Los postureos de unos y otros no han resultado en beneficio ni de aquellos inmigrantes que asaltaron nuestras fronteras, ni de la sociedad que los acogió sin tener los medios para abordar las necesidades impuestas.
La cuestión es que en uno u otro sentido, de una u otra manera, al abordar esta situación tenemos que evitar los daños colaterales que puedan padecer aquellos inocentes y necesitados de los cuales somos responsables si no queremos perder nuestra humanidad y los pocos valores que nos quedan.
Dicho esto, hay que reconocer nuestra incapacidad por carencia de recursos para aliviar las penas del mundo mundial, y más cuando hay quienes lo consideran una estrategia favorable a sus intereses. El negocio de la miseria favorece los intereses de muchas organizaciones y partidos que encuentran rentable administrar los recursos ajenos para construir un tejido clientelar, o como en el caso de algunas ONG’S (con honrosas excepciones) capitalizar las ayudas con el beneficio correspondiente.
Con todo, lo que más me preocupa, es ese efecto llamada denunciado hasta el cansancio, e impulsado por determinadas organizaciones cuyo interés principal es invadir nuestros espacios, y parasitar nuestro sistema. No se esconden. Es más, en sus países de origen lo publicitan y asesoran.
Hoy, las ayudas sociales, se supone que benefician a los más débiles que casualmente no tiene tanto que ver con las familias españolas necesitadas, como con esa inmigración irregular que inevitablemente ha tenido que aprender a sobrevivir gracias al profundo conocimiento de las grietas del sistema que les permite acaparar la mayor parte de las ayudas, generando en el proceso el malestar correspondiente entre los nacionales.
Pese a lo expuesto, quiero creer que en este caso, la RMV llegará a quien tiene que llegar, pero si la eficacia resulta ser la misma de anteriores ocasiones, y quien LA administra es un gobierno de Podemos, pronostico que la parte de nuestra sociedad más necesitada, volverá a ser obviada en favor de ese tejido clientelar que la izquierda tan bien ha sabido administrar hasta ahora.
La renta mínima vital parece ser una respuesta necesaria a una crisis social sin precedentes. Esperemos que no termine siendo una estrategia “podemita” para fortalecer sus bases entre los desesperados y necesitados.