Los mentirosos compulsivos han existido siempre, y algunos con la particularidad de que terminaban creyéndose sus propios embustes.

Existe el caso de Anna Anderson, que en 1922 cinco años después del asesinato de la familia Romanov declaró públicamente que ella era en realidad la gran duquesa Anastasia de Rusia, la hija más joven del zar Nicolas ll. Aunque pronto fue señalada como impostora, parte de la familia del zar estaba confundida respecto a su relato, y las dudas, acompañadas de una buena campaña mediática, le permitieron acceder durante un tiempo a los fondos y propiedades de los realistas aristócratas rusos.

Otro caso más reciente es el de Enric Marco, expresidente de los españoles de Mathausen. Durante tres décadas estuvo paseando su truculenta historia como víctima del nazismo en el campo de concentración de Flossenburg. Participó como tal en charlas y homenajes, e incluso recibió la Cruz de Sant Jordi en el año 2001. Hasta que un historiador avispado empezó a descubrir contradicciones y lagunas en sus relatos, comprobando finalmente que su nombre no figuraba en los archivos de Flossenburg. Fue forzado a dimitir, y justificó su patraña, diciendo que “así se le escuchaba más y que su trabajo divulgativo era más eficaz”.

Sin duda, los medios de comunicación tienen la potestad de amplificar considerablemente cualquier noticia de la que se hagan eco, pero a escala, las plataformas de las redes sociales contribuyen también a que el postureo de las epopeyas inventadas se haya generalizado.

Por ejemplo: Cada vez encuentro más gente de mi generación que asegura haber asistido a las movilizaciones de París de mayo del 68, cuando aquí en esa época empezábamos a despertar al mundo.

En el mes de abril de ese año España gano el Xll Festival de Eurovisión, y todo el país se dedicaba a corear el la. La, la de Masiel. En mayo, Raimón canta en catalán ante 6.000 estudiantes en el campus dela Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de Madrid, donde se exhibe un retrato del Che Guevara, y se ovaciona una bandera con la hoz y el martillo, registrándose a la salida enfrentamientos con las fuerzas de orden público.

En junio, ETA empieza su rastro de sangre cuando descerraja un tiro en la cabeza al guardia civil José Pardines Azcay, y ya caído, le rematan en el suelo.

En octubre, Franco recurre al estado de excepción en Guipúzcoa a raíz de la encarcelación de varios sacerdotes vascos, extendiéndose las protestas por el resto del país a través de los sacerdotes, estudiantes y mineros asturianos.

En noviembre, el movimiento hippy llega a Barcelona con el Living Theater. Exaltan el pacifismo, la bohemia, el trabajo manual, el contacto con la naturaleza, la libertad sexual, y la reivindicación de las experiencias sensoriales a través de las drogas. Creo que la mayoría estábamos o demasiado ocupados o demasiado distraídos…

Pero donde más me sorprende la fantasía del postureo es en la ingente cantidad de personas que declaran haber sido rabiosamente antifranquistas en vida de Franco. La oposición al régimen iniciada después de la guerra por la CNT y el PCE sufrió duras represalias, por lo que sus actividades se centraron en ayudar a los militantes encarcelados y a sus familias con dinero, y en ocultar a los perseguidos por la policía.

Los maquis, promovidos por el partido comunista, invadieron el valle de Arán en 1944 con el propósito de provocar un levantamiento popular en España, y una invasión aliada después que acabaría con el régimen. La operación fue un fracaso porque Franco ya tenía apostados en los Pirineos soldados, tanques y artillería que apresaron o desperdigaron a los combatientes.

Quienes pudieron, se largaron, y fue desde el exilio, que organizaron la oposición republicana; el resto, se mimetizó con el grueso de la población, eludiendo implicarse en política para evitar ser enjuiciado por la Ley de Bandidaje y Terrorismo. Tan tarde como en 1970, se puede observar el recibimiento que tuvo Franco en Barcelona, paseando por la Ciudad Condal en coche descubierto, y la calurosa bienvenida ofrecida por sus habitantes, contrasta con la que recibió a Hitler en París con un manto de silencio, puertas y ventanas cerradas, y la población recluida en sus hogares para demostrarle que no era bien recibido. Con tantísimos enemigos abiertamente hostiles al régimen, y el dictador falleció en su cama con 83 años. Pero en fin, ahora parece que todo el mundo luchó activamente en la resistencia.

Se miente más de la cuenta

Por falta de fantasía.

También la verdad se inventa,

¿Dijiste media verdad?

Dirán que mientes dos veces

si dices la otra mitad.

A. Machado.

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