Estoy totalmente convencido de que las violentas manifestaciones que se han producido y se están produciendo en Madrid, Barcelona y demás capitales de España para pedir el indulto de Pablo Hasél y la derogación de la repugnante e indignante LEY MORDAZA no se habrían producido tan masivamente y de la manera en que se están desarrollando si las cosas hubieran seguido como antes de la puta farsa de la “plandemia” del covid.

El encarcelamiento de Pablo Hasél ha sido la gota que ha hecho colmar el vaso, así como la excusa a la que recurren los putos embusteros de los periodistas genocidas -y también el bolchevique Echenique- para explicar las manifestaciones violentas, aunque ya solo les cree el menguante rebaño de los borregos covidianos.

Lo que hay detrás de la explosión de esas manifestaciones es casi un año de hartazgo, casi un año de verdadera vida, de vida en libertad, que el Gobierno español, al igual que otros gobiernos de Europa, les ha robado a los jóvenes y a todos los demás españoles, un año durante el cual han sido pisoteados nuestros derechos, derechos tan fundamentales y humanos como el derecho a circular libremente, a que sea respetada nuestra intimidad y, como no, el derecho a expresarnos libremente.

No ha sido solamente, ni mucho menos, el derecho a la Libertad de Expresión el que nos ha sido usurpado por nuestro Gobierno.

¿Y quiénes han sido los que más se han esforzado en lavarnos el cerebro para que accediéramos a que se nos metiera de cabeza en una DICTADURA represiva que es todavía más esperpéntica que la de una república bananera, apelando a una epidemia de gripe, como la que cada año se produce, aunque con el nombre cambiado?

Lo han sido los vendidos y lameculos de los periodistas genocidas e hijos de la gran puta, sobre todo desde las cadenas de televisión.

¿Serán los jóvenes que se están manifestando capaces de entender algo tan simple como esto?¿Serán capaces de entender que es muy injusto provocar destrozos en negocios de personas que están padeciendo, tanto o más que ellos, la pesadilla pandémica en que se nos metió hace ya casi un año, y que no sirve para nada pegarse con los policías anti-disturbios o intentar rodear un Congreso de los diputados que se encuentre vacío?

Mejor será, para algunos y algunas, que se aprovechan de las manifestaciones que ellos y ellas han provocado -sin pagar, de momento, las consecuencias- para llenar horas de programación, que los jóvenes no lleguen a entender la ineficacia de sus acciones… no sea cosa que les dé por ir a manifestarse ante Torre España, las sedes de otras cadenas de televisión y las redacciones de periódicos… porque, en relación a las manifestaciones que se producen de hoy en día, se sabe cómo empiezan, pero no se sabe cómo pueden acabar.

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