Memoria frágil y olvidos convenientes
Ay, la memoria. Esa amiga traicionera que nos juega malas pasadas y nos hace olvidar las cosas más importantes. Los EREs en Andalucía son un perfecto ejemplo de cómo nos dejamos embaucar y olvidamos rápidamente los escándalos más sonados. Pero aquí estamos para refrescarte la memoria y contarte con pelos y señales lo que fue realmente este tinglado.
Un sistema perfectamente organizado
Los EREs, o Expedientes de Regulación de Empleo, no fueron una simple coincidencia ni un error administrativo. No, señor. Se trataba de un sistema perfectamente organizado desde las más altas esferas de la Junta de Andalucía. Desde la presidencia hasta las consejerías correspondientes, pasando por directores generales y funcionarios, todos estaban en el ajo. Era un sistema de compra de votos descarado, un entramado de corrupción y basura para comprar voluntades a cambio de dinero.
¿Dónde se iba el dinero?
¿Qué hacían con ese dineral? Pues de todo, menos lo que debían. En lugar de destinar esos 700 millones de euros a ayudar realmente a los trabajadores, se lo gastaron en fiestas, viajes, regalos y demás caprichos. Muy progresistas, muy feministas y con un sello socialista, pero a la hora de la verdad, el dinero volaba en sus propios beneficios.
Compra de votos y corrupción generalizada
Este escándalo no solo implicaba a los políticos, sino también a sindicatos y empresas. Era igual de fácil comprar votos en un pueblo, en una empresa o en una familia. Todo valía. Era un sistema de compra de voluntades sin escrúpulos. Desde el que tenía una vaca hasta ese de Comisiones Obreras que dijo aquello de “estoy dispuesto a todo, incluso a ponerme a trabajar”. Sí, claro, trabajar en cómo repartirse el pastel.
Absuelven a los culpables
Y aquí viene la guinda del pastel: después de todo el escándalo, de las sentencias firmes del Tribunal Supremo y de la Audiencia de Sevilla, llega Conde-Pumpido y desde su despacho en la calle Ferraz decide indultar a todos estos chorizos. ¿Te sorprende? A nosotros no. Es un bochorno, una vergüenza que mientras tú y yo pagamos nuestros impuestos religiosamente, esta panda de sinvergüenzas salga indemne.
El bochorno de los indultos
El escándalo de los indultos es el remate final a este culebrón. Conde-Pumpido y compañía no solo absuelven a los culpables, sino que lo hacen con la mayor desfachatez posible. Como si nada hubiera pasado, como si esos 700 millones de euros no se hubieran malgastado en fiestas y viajes.
Un resumen de la vergüenza
Para resumir, los EREs en Andalucía fueron un sistema de corrupción perfectamente organizado que se dedicó a comprar voluntades y malgastar dinero público. Desde la presidencia de la Junta hasta los sindicatos, todos metieron la mano en el bote. Y al final, todos fueron absueltos. Así es la justicia en este país, amigos.