Por desgracia la humanidad no es perfecta. Explota al débil, y maltrata a su semejante sin pudor o mala conciencia. También es homofóbica por naturaleza, o eso parece. Uno de los meritos de nuestra cultura, -si no el mayor-, radica en la tolerancia, la respetuosa aceptación del diferente, el discrepante, y sobre todo la protección del débil.
Pero es ese un logro en permanente riesgo. Basta con que una de las partes se extralimite, para que a la contraria la posea su instinto ancestral, y la pátina del respeto se diluya dejando así aflorar otra vez lo peor de nosotros mismos.
Esa es la realidad a mi juicio. Por esa razón considero imprudentes y estúpidas, este tipo de acciones y otras parecidas. Usar los derechos y libertades tan duramente adquiridas para faltar el respeto a los demás y provocar así el rechazo y el desprecio de quienes siendo mayoría se doblegaron a la razón, es una acción necia, compulsiva y muy poco inteligente.
El día del orgullo gay, debería ser una oportunidad para inspirar respeto, concordia y alguna más de esas cualidades cuya ausencia nos perjudica a todos. Hoy por hoy no siempre es así.