En la vibrante España de Pedro Sánchez, parece que ganar un Mundial como Jorge Vilda no te garantiza un puesto seguro, pero dar un golpe de Estado como Puigdemont te brinda la oportunidad de una amnistía reluciente. Ah, la justicia en este país tiene sus propias y peculiares piruetas.
Jorge Vilda: “Tengo la conciencia tranquila, no veo merecido mi cese”
Pobre Jorge Vilda, el hombre solo ganó un Mundial, ¿quién necesita entrenadores campeones, verdad? En realidad, merecería un homenaje, un desfile en su honor y tal vez hasta una estatua en cada ciudad española. Pero no, en lugar de eso, lo despidieron. ¡Qué locura, verdad! Esos entrenadores campeones son tan desechables hoy en día, como un pañuelo de papel usado.
Jorge Vilda: “Tengo la conciencia tranquila, no veo merecido mi cese”
Ah, y no nos olvidemos de nuestro querido Vicente del Bosque, otro campeón. Pero bueno, aquí nadie recuerda a los héroes de antaño, ¿verdad? ¿Para qué, si tenemos asuntos más importantes que atender, como destituir entrenadores por aplaudir?
Sí, así es, destituyeron a Jorge Vilda por aplaudir. Aplausos, no alborotos ni desorden público, solo aplausos. Un escándalo propio de una dictadura de aplausos, ¿no crees? Imagina lo que sería si Jorge Vilda hubiera silbado, ¡probablemente habrían lanzado un misil en su contra!
Pero, espera, la cosa no termina aquí. A pesar de todo el ruido sobre destituciones, parece que hay temas más importantes en la agenda. Por ejemplo, esas leyes que reducen las condenas a agresores sexuales. Ah, esas son una joya de legislación que nadie parece querer tocar. Ni dimisiones, ni despidos, nada. ¿Por qué preocuparse por la justicia cuando puedes destituir a alguien por aplaudir?
Sí, es obvio que el entrenador del equipo femenino merecía su despido. El feminismo y el sectarismo ideológico son como la peste, ¿verdad? Solo corrompen todo lo que tocan. Oh, espera, que me están diciendo que los entrenadores no tienen nada que ver con el feminismo o el sectarismo. ¡Ah, perdón, pensé que estábamos hablando de una realidad paralela!
Y, por último, ese mensaje tan cálido y alentador para la Federación Española de Fútbol y aquellos a quienes llama “feminazis”. Supongo que alguien olvidó tomar su dosis de respeto y educación hoy. Siempre es agradable ver cómo las redes sociales pueden unir a las personas con sus madres.
En resumen, en España, ganar una Copa del Mundo masculina te da derecho a un título nobiliario, mientras que ganarla en la rama femenina te hace merecedor de un pase directo a la puerta de salida. Ocho años de arduo trabajo para ganar un Mundial y, en un abrir y cerrar de ojos, te encuentras en la calle. ¡Qué país tan interesante!