El terror desatado por la barbarie de los terroristas de Hamás contra la población israelí, nos está mostrando el rostro más terrible de un proceso que a lo largo de las décadas ha engendrado este odio de difícil comprensión. Tristemente, el terror no solamente revela lo peor de la especie humana, también pone en evidencia las contradicciones, el cinismo, ¿y por qué no decirlo?, la corrupción de esas conciencias cuyo enfermizo maniqueísmo les lleva a no condenar y hasta a justificar la naturaleza de ese horror redimiendo en el proceso a sus ejecutores.

La izquierda radical acostumbra a ocultar su tóxica naturaleza, pero como en la fábula de la rana y el escorpión, tarde o temprano, esta se manifiesta, y esta vez, lo ha hecho sin pudor, sin conciencia y sin ningún recato a la hora de expresar ese odio ideológico que ya habíamos vislumbrado en otros episodios, y que en esta ocasión ha sorprendido al mundo entero.

Los coqueteos con los asesinos de ETA, su transigencia con los pecados de los suyos a través de la “Memoria histórica”, el blanqueamiento de regímenes totalitarios tanto islámicos como de izquierdas, todo eso y más hemos tolerado de esta gente, pero ponerse de perfil, eludir la condena, e incluso justificar los actos de ese crimen tan horrible, es sobrepasar las líneas rojas de cualquier sociedad civilizada por más tolerante que esta sea.

Poner el ventilador para equiparar y en su caso justificar la implantación del terror con base en el sufrimiento palestino, es faltar a la verdad y enterrar la evidencia. Los palestinos han padecido muchas injusticias por parte del estado de Israel, pero ninguna comparable a lo que el mismo pueblo palestino lleva padeciendo desde hace décadas por sus propios líderes. Estos, y las organizaciones que controlan a ese pueblo, los han usado siempre como carne de cañón sacrificable, y lo peor, ese sacrificio lo han puesto a disposición de otros estados islámicos que encontraban útil y barata la sangre palestina.

La maldad, la hipocresía, los intereses ocultos de quienes han causado esta tragedia serán revelados tarde o temprano. Los miserables que respaldan en nuestro país a estos monstruos, también han desvelado su naturaleza. Tristemente, no son pocos los ciudadanos que se han mostrado cómplices de estas bestias expresando su odio, y manifestándolo sin recato. Triste panorama que de una u otra manera pasará factura a culpables e inocentes, mientras los protagonistas de semejante desafuero encontrarán la manera de salirse de rositas una vez más.

Un comentario en «LA IZQUIERDA RADICAL SIN CARETA»

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