EXPERTOS… EN METER MIEDO
En su comparecencia de ayer, el Presidente Pedro Sánchez repitió, otra vez, que los expertos todavía no conocen del todo cuál podría ser el comportamiento del corona-virus. Sin embargo, uno no está obligado a creer que eso sea cierto. Uno puede creer, si quiere, que eso es un mentira interesada e inspirada por el hecho de que la gente le tiene miedo a lo desconocido… y, a un Gobierno que pretende que la gente le permita, sin sublevarse, que le siga obligando a vivir sin percibir ningún dinero hasta no se sabe cuándo, mientras, a la vez, continúa hundiendo la economía de un país a causa de la imposición de unas medidas de seguridad exageradas, le conviene mucho que esa gente siga teniendo mucho miedo y que así sea por mucho tiempo.
Pero no acaba aquí la cosa: también está sucediendo que algunos, no satisfechos aún con el miedo que nuestros gobernantes, periodistas y expertos han pretendido meternos en el cuerpo, inventan lo que haga falta y lo difunden -preferentemente en forma de videos y documentales- para conseguir que ese miedo sea todavía mayor y más angustioso, por no hablar de algunos otros que, habiéndose creído, no sólo lo que dicen los expertos más mediáticos, sino también lo que se inventan los que andan fritos por demostrar que la cosa es todavía más grave y apocalíptica que como la pintan esos expertos, no desaprovechan ninguna oportunidad para transmitir y contagiar a otros su enorme miedo.
El caso es que, personalmente, ni me creo lo que difunden por las redes sociales los que se dedican a inventar cuentos de terror para niños de todas las edades (tanto si son periodistas sin ninguna ética, como si son simples aficionados con demasiada mala leche), ni me acabo de creer lo que nos han estado contando los expertos más mediáticos. Y no sólo porque los llamados expertos pueden equivocarse sin querer (como se equivocaban antaño los médicos que les prohibían, a sus pacientes con un nivel demasiado alto de colesterol, el consumo de aceite de oliva), sino también porque pueden equivocarse queriendo… Y existen precedentes que así lo demuestran, precedentes que desconocen, bien por su oceánica ignorancia, o bien por su enorme pereza cuando se trata de utilizar su memoria, aquéllos que ahora creen tan ciegamente todo lo que nos explican nuestros expertos sobre el corona-virus.
Aprovechando que, según me parece, el Presidente Pedro Sánchez, mediante una de las muchas frases que pronunció ayer durante el plúmbeo y pelotillero discurso que nos soltó, parafraseó al Presidente Kennedy, voy a referir dos hechos precisamente relacionados con su asesinato los cuales demuestran que los expertos, cuando se ponen al servicio de un gran engaño orquestado por un sistema perverso -es de suponer que no desinteresadamente-, en vez de decir lo que deberían decir, en virtud de sus conocimientos y de su ética profesional, dicen lo que el sistema o gobierno perverso con el que colaboran quiere que digan.
Tras el asesinato de Kennedy, un equipo de médicos forenses civiles procedió a hacer la autopsia de su cadáver, pero, apenas hubo empezado a hacerla, fue rápidamente obligado a permitir que le sustituyera un equipo de médicos forenses militares… ¿Por qué? Porque a aquel equipo de médicos militares se le había encomendado la misión de callarse e inventarse lo que hiciera falta con tal de ocultar lo que habría revelado un informe riguroso y éticamente intachable referido a aquella autopsia, esto es, que, según se desprendía de la trayectoria de las balas que se habían introducido en el cuerpo de Kennedy, se le había asesinado mediante un fuego cruzado llevado a cabo por tres francotiradores experimentados y situados en tres puntos diferentes, y no mediante una escopeta de feria disparada por un pobre diablo con mala puntería, y desde la ventana de un almacén mientras la copa de un árbol le tapaba la visión del coche en el que iba Kennedy.
Si esos expertos que fueron los médicos militares que le hicieron la autopsia a Kennedy, dijeron lo que el Gobierno de EEUU de aquella época les pidió que dijeran sobre esa autopsia, si esos médicos militares accedieron a callarse informaciones, o a inventarse informaciones, si es que hizo falta, ¿por qué no puede suponerse que los expertos que ahora tan a menudo salen por televisión han accedido a callarse o a inventarse cosas sobre el corona-virus debido a que el Gobierno, o los gobiernos, les han encomendado la misión de lograr que la gente permanezca muriéndose de miedo?
Tan sabido como que el miedo es el mejor instrumento para manipular a la gente, lo es que la gente que está pasando miedo es dócil y sumisa y no se rebota ante los desmanes y atropellos.