IMPOSIBLE OLVIDARSE DE LOLA FLORES
Hoy han salido a soltar su rollo por televisión la Ministra portavoz del Gobierno y el Ministro de Agricultura.
Si se me quisiera hacer creer que doña María Jesús Montero, nuestra muy parlanchina Ministra portavoz, es en realidad un hija bastarda de Lola Flores o “la Lola de España”, dados su físico, su voz, su acento y su locuacidad, no necesitaría ni un segundo para tragármelo.
Se le nota a la legua, a la “buena” señora, la cual tiene la misma clase y la misma incontinencia verbal que cualquier mujer de la limpieza semianalfabeta, que le gusta con locura chupar cámara y que el afán de protagonismo se la come por los pies. Será por eso que no le da ninguna importancia al hecho evidente de que sus discursos y respuestas sean tan cansinos y reiterativos como exageradamente largos e insustanciales. Lo que importa es chupar cámara, aunque sea para engañar a la gente, y todo lo demás es secundario.
Mientras doña María Jesús Montero desplegaba su plúmbea verborrea, que yo escuchaba como quien oye llover, me he puesto a pensar en ciertas cuestiones que me parecen más importantes y sugestivas que lo que pudiera decir nuestra Ministra portavoz.
Por ejemplo, he pensado en que la manera de propagarse el corona-virus sigue siendo muy curiosa, extraña y peculiar. Resulta que no ha empezado a atacar a nuestro país vecino que es Portugal hasta ahora, mientras que hace ya un temporada que está atacando con dureza a EEUU, que se encuentra nada menos que al otro lado del océano Atlántico. Más lógico hubiera sido que la cosa hubiera ocurrido justo al revés, o sea, que el corona-virus hubiera atacado duramente a Portugal poco después de que lo hubiera hecho en España, ya que lo tenemos justo al lado y ocupando la misma península, y no lo hubiera hecho, con respecto a los muy lejanos Estados Unidos, hasta que hubiera transcurrido un cierto período de tiempo… A ver si va a resultar que el corona-virus se desplaza en zig-zag… como la famosa “bala mágica”.
También he pensado en el momento tan “adecuado” en el que el corona-virus ha provocado una crisis mundial -o simulacro de crisis mundial-, es decir, en un momento de lo más oportuno como para impedir o, por lo menos, retrasar la salida de Reino Unido de la Unión Europea. De hecho, por culpa del corona-virus, el Gobierno británico se ha visto obligado a pedir un aplazamiento para esa salida, la cual creo que estaba programada para finales de octubre… Es como para sospechar que los alemanes se las hubieran ingeniado para conseguir, marrulleramente y por las bravas, que los británicos, con los que históricamente están enfrentado (como así lo demuestran dos guerras mundiales), no puedan sustraerse de los nocivos efectos derivados de ese fraudulento invento llamado Unión Europea. Invento que los alemanes, como sospecho desde la imposición del euro como moneda única en todos los países de la Puta Unión Europea, excepto Reino Unido, piensan utilizar para vencer y dominar a la mayoría de los países de Europa, como así lo hicieron -por fortuna, sólo durante algunos años- durante la 2ª Guerra Mundial, aunque ahora, y gracias a ese repugnante invento que es la Unión Europea, sin disparar ni un sólo tiro. ¿Para qué tendrían que dispararlo los alemanes cuando virus desconocidos que hagan acto de presencia en los momentos oportunos pueden ayudarles a alcanzar, cada vez más, su tan anhelado objetivo?
¿Ha sido, la crisis del corona-virus, producto de la causalidad, o se trata de un virus artificialmente creado, el cual provoca un virulento tipo de gripe y que fue sacado de un laboratorio para ser propagado en un momento muy oportuno? Quizá la Sra. Merkel sabría responder a esta pregunta mejor de lo que nunca estará dispuesta a admitir.
Y también he pensado en la mentira que nuestros asquerosos periodistas pretenden hacernos creer ahora en torno al uso masivo de mascarillas por parte de los habitantes de las ciudades más populosas y contaminantes de China y Japón. Supondrán, los muy asnos y las muy burras de nuestros periodistas, que somos tan olvidadizos y estúpidos como para no acordarnos de que, como ellos mismos nos explicaban en los telediarios no hace demasiado tiempo, el uso constante de mascarillas por parte de los habitantes chinos y japoneses que viven en esas ciudades superpobladas y altamente contaminantes obedece a la voluntad de eludir los perjudiciales efectos que puede provocar en su salud la contaminación ambiental… y no por una razón tan absurda y falsa como que esas ciudades sean atacadas por una epidemia tras otra.
Más gilipollas que el que se deja engañar demasiado fácilmente lo son los y las que pretenden engañar sin tener ni puta idea de hacerlo y sin pararse a pensar que no tendrán ninguna posibilidad de lograrlo.
Tanto Japón como China son países que han llegado donde han llegado a base de copiar, y hasta de hacerlo exageradamente, el sistema capitalista creado por los occidentales europeos y norteamericanos… y por eso han llegado a tener esas ciudades hipercontaminantes. Si no hubieran copiado el sistema capitalista, ambos países seguirían instalados en la Edad Media.
Pero algo ha hecho que dejara de permanecer absorto en mis pensamientos, y ha sido algo que ha dicho doña María Jesús Montero cuando estaba contestando a la pregunta de si el Gobierno de España tiene previsto convertir en obligatorio el uso de mascarillas próximamente. Después de un buen rato mareando la perdiz, ha aclarado que el Gobierno todavía no lo ha decidido porque el corona-virus es un virus que improvisa mucho… Imposible no ponerse irónico después de escuchar tamaña sandez.
O sea, que a los superpoderes que se le adjudican al corona-virus con respecto a todos los demás virus, habría que añadir su capacidad de improvisación, como si de un consumado músico de jazz se tratara.
Modestamente creo que, antes de permitírsele a cualquiera hablar en serio por televisión, habría que asegurarse de que tiene un mínimo de sentido de la decencia, por muy Ministro o Ministra que sea.
Quien ha improvisado no lo ha sido ningún virus -los virus no hacen esas cosas y todo el mundo lo sabe, Sra. Ministra-. Quien ha improvisado, y no con tanto virtuosismo como un músico de jazz precisamente- lo ha sido un gobierno que han impuesto un estado de alarma desproporcionado, fascista, nazi-policial y esperpéntico en función del cual no se les permite a los niños salir ni por un instante a la calle, mientras que sí se les permite a los perros; en función del cual ciudadanos honrados son tratados como verdaderos delincuentes por el mero hecho de salir a la calle y querer circular libremente; en función del cual, a muchas personas -y muchas más que van a ser-, se las ha dejado sin trabajo y, por lo tanto, sin dinero y sin la posibilidad de conseguirlo; y en función del cual se ha provocado una crisis económica devastadora.
Un estado de alarma que no es igual en otros países y que, en ellos, no va a tener los desastrosos efectos socioeconómicos que tendrá en España.
Por otra parte, el Ministro de agricultura ha hablado de ese Real Decreto gracias al cual se evitará que la fruta deje de ser recogida en nuestros campos y se pierda inútilmente… ¿Es que no teme, nuestro teatralmente humanitario Gobierno, que los temporeros caigan como moscas por culpa del corona-virus? ¿Estará empezando a darse cuenta, nuestro Gobierno, de que no es lo mismo un ataque terrorista con ántrax que un determinado tipo de gripe, aunque éste sea particularmente virulento? ¿Estará empezando a darse cuenta de que la mejor manera de evitar que la gente se muera a causa de una enfermedad no consiste en matar esa gente de hambre, que es de lo que suele morir la gente cuando se encuentra sin trabajo y, por lo tanto, sin ninguna posibilidad de conseguir el dinero con el que comprar alimentos? ¿Estará empezando a darse cuenta de que el remedio no tiene que ser peor que la enfermedad?… Pues ya es lástima que se haya empezado a dar cuenta tan tarde.
Con todo, hasta yo tengo que admitir que, de entre todos los pensamientos que se me han ocurrido, el más importante y brillante es el de que, gracias al físico, la voz, el acento y la locuacidad de la Ministra portavoz de nuestro Gobierno, nos resulta imposible olvidarnos de la entrañable Lola Flores o “Lola de España”.