Zapatero sabe perfectamente que no hay más actas que pedir, que la victoria de Edmundo González Urrutia es clara y contundente. Pero, ¿qué hace Zapatero? Sigue en su papel de portavoz oficioso de la mafia socialista de narcos y asesinos que dirige Nicolás Maduro. Mientras tanto, el pueblo venezolano sigue sufriendo bajo un régimen que solo puede mantenerse en el poder a través del terror y un baño de sangre.

Zapatero y la Derrota de Maduro

Zapatero sabe que Nicolás Maduro ha perdido masivamente en las urnas. No hay manera de ignorar ese hecho. La única forma en que Maduro puede aferrarse al poder es ignorando el resultado electoral y utilizando la violencia y el miedo como herramientas de control. En lugar de condenar esta flagrante injusticia, Zapatero se erige como el portavoz de una mafia criminal, validando su reinado de terror.

El PSOE y su Complicidad

El PSOE y el gobierno de España se enfrentan a una decisión crucial: ¿continuarán su complicidad con esta mafia criminal, o finalmente romperán los lazos y condenarán las atrocidades cometidas por el régimen de Maduro? La respuesta hasta ahora ha sido una vergonzosa muestra de apoyo tácito. Sánchez y su equipo han intentado, de manera vergonzosa, levantar las sanciones de la Unión Europea al régimen chavista, incluso cuando este traicionaba todos los acuerdos de Barbados destinados a garantizar elecciones justas.

Zapatero: Parte del Problema

Zapatero ya no puede desvincularse de esta mafia criminal. Toda la sangre que corra en Venezuela vertida por los asesinos de Maduro caerá también sobre la izquierda española y sobre una Comisión Europea que ya es culpable por dejarse llevar al error y la culpa por los cómplices de los asesinos que son el gobierno español, el PSOE y Zapatero su máximo exponente. Su deshonra con la libertad, la justicia y los derechos humanos en Venezuela es tan vil que avergüenza a los miles de españoles residentes en el país hermano. Es una traición no solo a Venezuela, sino a los principios fundamentales de justicia y dignidad humana.

El Papel de la Comunidad Internacional

La comunidad internacional ha expresado su apoyo al pueblo venezolano, pero las acciones concretas han sido insuficientes. Los líderes mundiales deben intensificar sus esfuerzos, imponiendo sanciones más estrictas y apoyando a la oposición democrática. Solo a través de una presión sostenida y un apoyo inquebrantable, se puede esperar un cambio real en Venezuela. No basta con palabras de condena; se necesitan acciones decisivas.

El Futuro de Venezuela

La dictadura de Maduro ha sumido a Venezuela en una crisis humanitaria de proporciones épicas. La economía está en ruinas, con una inflación galopante y una escasez crónica de alimentos y medicinas. La corrupción está tan arraigada que es prácticamente institucionalizada, y cualquier intento de oposición es aplastado con una brutalidad despiadada. En este escenario, los venezolanos han sido abandonados a su suerte, luchando por sobrevivir en un país que alguna vez fue uno de los más prósperos de América Latina.

Resiliencia y Esperanza

A pesar de la represión y la desesperación, el pueblo venezolano ha demostrado una resiliencia increíble. Han organizado protestas masivas, a menudo enfrentándose a la violencia estatal con una valentía impresionante. La determinación del pueblo venezolano sigue siendo una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Es responsabilidad de la comunidad internacional apoyar su lucha y trabajar juntos para restaurar la democracia y la justicia en Venezuela.

Un Llamado a la Acción

Es hora de que los líderes mundiales se levanten y tomen medidas decisivas contra el régimen de Maduro. Las palabras de condena no son suficientes; se necesitan acciones concretas. Los venezolanos han soportado demasiado durante demasiado tiempo. La sangre de los inocentes clama por justicia, y es deber de la comunidad internacional responder con firmeza y determinación.

Conclusión: Un Futuro Mejor

La lucha por una Venezuela libre y democrática continúa. Cada día, los venezolanos enfrentan enormes desafíos, pero su espíritu indomable no puede ser quebrantado. La comunidad internacional debe intensificar sus esfuerzos, imponiendo sanciones más estrictas y apoyando a la oposición democrática. Solo a través de una presión sostenida y un apoyo inquebrantable, se puede esperar un cambio real en Venezuela.

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