¡Atención, damas y caballeros! Hoy nos toca el culebrón de Begoña Gómez, una de las figuras más mediáticas y polémicas del momento. El escenario está preparado, el juez está listo, y todos nosotros estamos esperando ansiosos por ver cómo se desenvuelve esta telenovela judicial. ¿Por qué está citada Begoña Gómez ante el juez? Pues, como en toda investigación seria, se trata de aclarar si hay suficiente chicha para llevarla a juicio o si todo esto es una pérdida de tiempo y tinta.
¿Qué demonios tiene que dilucidar el juez hoy?
¡Vamos a poner las cartas sobre la mesa! Begoña Gómez ha sido llamada a declarar para que el juez pueda decidir si los indicios de un posible delito son sólidos o solo humo. Básicamente, se trata de ver si hay suficientes pruebas para terminar la instrucción y mandar el caso a juicio, donde el fiscal y el abogado defensor sacarán las uñas. Se espera, claro, que el fiscal vaya en su contra, pero ya sabemos cómo funcionan estas cosas hoy en día, ¿no? La fiscalía depende de quién depende, y todos tenemos nuestras teorías al respecto.
La gran batería de preguntas
El juez tiene un arsenal de preguntas para Gómez. ¡Imagínense ustedes, como en un programa de concursos pero con más drama! Álvaro Nieto, en “The Objective”, ha dejado caer unas 60 preguntas. ¡Sí, sesenta! Y “El Mundo” nos regala una decena de preguntas fundamentales que ella podría responder. La curiosidad nos mata, pero lo interesante es que Gómez puede entrar al juzgado por el garaje, evitando el paseo de la vergüenza. Aunque, sinceramente, lo que de verdad importa es lo que suelte ante el juez, si es que decide abrir la boca.
El derecho a no decir ni pío
Begoña tiene el derecho a no decir ni mu, pero esa estrategia suele ser un tiro en el pie a menos que esté muy bien planeada. Si decide no contar nada, será interesante ver por qué. Recordemos que está citada tras ser denunciada por la asociación Manos Limpias. Aunque esta asociación tenga sus sombras, no significa que la denuncia carezca de fundamento.
Una carrera profesional meteórica
Desde que su marido, Pedro Sánchez, llegó al poder, la carrera de Begoña ha pegado un subidón espectacular. Antes se dedicaba a la contabilidad de empresas familiares, pero ahora… ¡ahora es otra historia! Su evolución profesional ha levantado sospechas y ha protagonizado conductas que merecen ser recordadas. No es simplemente porque es la mujer de Pedro Sánchez, ¿eh? Hay mucho más jugo en este melón.
Regalos y favores
Que las empresas hayan recibido a Begoña Gómez y cooperado con su máster no es delito, pero sí es un claro ejemplo de cómo se llevan las cosas bien con el poder. Y esos favores, esos obsequios, son otro cantar. Los regalos pueden ser problemáticos si afectan la transparencia y la honestidad del negocio.
Los concursos públicos y las recomendaciones
Recomendar a socios para concursos públicos y ganar con ofertas peores que las de los competidores es algo que debe ser explicado. Esto no es cuestión de suerte, sino de contactos y maniobras que requieren una explicación detallada.
Relaciones comerciales y comisionistas
Sus relaciones comerciales con el comisionista principal de la trama, Coldo, también exigen una buena explicación. Los contactos y resultados de estos deben ser clarificados. Hay quienes señalan que esa conexión puede evidenciarse a través de mensajes de WhatsApp y otras comunicaciones. ¿Qué nos deparará el volcado de los teléfonos?
Pedir dinero a empresas públicas
Pedir dinero a empresas públicas o semipúblicas es algo que sí o sí debe ser explicado. Las responsabilidades últimas de esas empresas recaen en su marido, y si se ha actuado de forma incorrecta, hay mucho que aclarar.
La asistente de presidencia
Otra bomba: una funcionaria pública adscrita a la presidencia del gobierno actuando como asistente para los negocios privados de Gómez. ¡Esto también exige una explicación!
La gran interrogante del juez
En resumen, el juez tendrá que valorar si los indicios son suficientes para que Begoña Gómez vaya a una vista judicial como acusada. Y si no lo son, ella seguirá con sus proyectos y su carrera meteórica. Eso sí, todo esto con un comportamiento que, éticamente, podría estar bajo serias críticas.