Ayer, una vez más la alegría inundó las calles de este sufrido país. En toda España en general, incluso en Cataluña las manifestaciones de alegría y orgullo patrio ¿por qué no decirlo? expusieron lo mejor de nuestra sociedad, y esto es que más allá de la política somos capaces de sentimientos que nos unen, en este caso gracias a la épica deportiva de los nuestros.

Desgraciadamente como es habitual, la política enfanga con su tóxica y partidista percepción lo que es un evento que trasciende a sus turbios intereses. No hay nada que esta gente respete si no es para apropiarse de ese éxito colectivo que independientemente de ideologías pertenece a toda la sociedad española a la que representa, y que ésta apoyó con entusiasmo más allá de sus sentimientos políticos.

Aun así, de nuevo, se les ve el pelo de la dehesa. No ha tardado el pretendiente a la presidencia de la Generalidad, el socialista Illa en soltar una frase fuera de lugar a mi juicio, y que pone en evidencia sus compulsiones, y sobre todo desmiente esa neutralidad con la que supuestamente pretende representar a todos los catalanes. “Cada gol suyo es un gol a la extrema derecha”. El comentario ha sido criticado por quienes aún entienden cuál es el papel de la política, y el que debería ser el de los políticos. Pero la ignorancia interesada de este hombre lo descalifica a mi parecer para las altas funciones a las que aspira. Quizás convendría recordarle que esa ultra-derecha a la que se refiere, tiene como candidato a la Generalidad catalana a un ciudadano de color y que éste solo ha levantado ampollas entre aquellos radicales supremacistas que apoyan a su partido en Madrid, y de los que busca su apoyo en esta comunidad.

Tampoco Irene Montero ha sabido mantenerse callada. Su poco entendimiento la hace impulsiva o estúpida, a ambas cosas nos tiene acostumbrados. Refiriéndose a la actuación de de Lamine Yamal: “Orgullo antifascista y antirracista” en un intento de hacer suyo un triunfo que es de todos y que transciende a sus manoseados mantras.

La selección, Alcaraz, y el deporte nacional en general nos representa a todos, algo que los políticos no saben hacer desde sus cómodos cargos. Los españoles somos sentimentales, impulsivos y hasta pasionales, y los éxitos deportivos como el de ayer trascienden a todas las tonterías con las que pretenden condicionarnos estos personajillos.

Deja un comentario