Las idiosincrasias de Trump, que contribuyeron a su victoria en 2016, parecen cuatro años después que lo llevaron a su propia ruina.

En medio de una crisis económica y de salud, los dos candidatos presidenciales, Joe Biden y Donald Trump, cada uno aparece a su manera como incapaz de articular un mensaje claro, y mucho menos presentar un programa político.

Las idiosincrasias de Donald Trump, que contribuyeron a su victoria en 2016, parecen cuatro años después llevarlo a su propia ruina. El alborotador demagogo que había logrado subir a las primarias republicanas y arrebatar a Hillary Clinton ahora está a cargo del gobierno federal de Estados Unidos en medio de una crisis económica y de salud sin precedentes.

Los límites del personaje son evidentes. Sus excesos verbales ya no divierten a mucha gente y sus discursos, entre el engrandecimiento y la autocompasión, suenan completamente fuera de sintonía con las necesidades del momento. Si bien la pandemia de Covid-19 no muestra signos de disminuir, Estados Unidos está lidiando con la crisis en un orden disperso.

 

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