Que un trovador divagante,
estomagante y cansino,
que no tiene más talento
que el caletre de un jumento,
se dedique a denigrar
a todo quisqui viviente
con su résped de serpiente,
no dejará de asombrar
a todo el mundo viviente.
Carece tanto de ingenio,
que su mensaje no tiene
ni donaire ni gracejo
para alegrar el antruejo,
y para darse autobombo,
este tipejo zambombo
solo sabe amenazar
herir o desprestigiar,
alentando a perpetrar
todas las barbaridades
que idea en sus ruindades.
¡Libertad de expresión! dice
este miserable vate,
pero lo que no nos dice
es que acumula condenas
que lastrarán sus cadenas,
acusado de agresión
y hacia el odio incitación,
como un rapsoda mediocre
que a falta de inspiración
solo atina en su facundia
a mostrar su inverecundia.
Ofendiendo a troche y moche
se imagina este fantoche
que la mierda que vomita
puede convertirse en arte
a fuerza de prodigarse
en la injuria y el reproche.
Pero cuando pintan bastos,
pusilánime cagueta
solo sabe atrincherarse
detrás de los estudiantes
o de pícaros bergantes.
Retírate papanatas,
poeta zafio y ramplón,
no te queda mas opción
que apechugar con tus actos,
que el eco de los rebuznos
no tiene más recorrido
que el inmediato estallido
de una juventud confusa
decepcionada e ilusa
que mañana cambiará
sin ninguna resistencia
a otra causa que en esencia
les despierte la conciencia.
Y si no te gusta el son
poeta de tres al cuarto
piensa que mis versos son
mi libertad de expresión