El siempre interesante y a menudo desconcertante mundo de la política española no deja de sorprendernos. En esta ocasión, nos encontramos con un curioso episodio protagonizado por algunas de las figuras más destacadas del autodenominado “feminismo de extrema izquierda”.

La ministra podemita, Irene Montero, y su número 2, Ángela Rodríguez Pam, famosas por su papel en la elaboración de la controvertida ley del “sólo sí es sí”, se encuentran en el punto de mira. Esta legislación ha desatado una serie de desastrosas consecuencias, incluida la excarcelación de 117 violadores. Un resultado que ha generado un amplio debate en la sociedad española.

Pero no están solas en esta marcha. Acompañándolas se encuentran otras destacadas figuras políticas, como la vicepresidenta en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, la ministra socialista de Educación, Pilar Alegría, la diputada Andrea Fernández, que ha sido señalada por su participación en una cena junto al misterioso “Tito Berni”, o incluso la que fuera candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, Reyes Maroto. Este variopinto grupo se ha unido en una peculiar protesta que ha tenido lugar en la céntrica plaza del Callao, en Madrid. Su objetivo: denunciar al ahora suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales.

Es interesante observar cómo estas líderes políticas han decidido dar un paso al frente en esta situación particular. Sin embargo, lo que sorprende aún más es el contexto en el que se produce esta protesta. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no han alzado la voz en situaciones similares en el pasado?

Es aquí donde entra en juego la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ella ha denunciado la convocatoria de esta marcha, argumentando que quienes la lideran son las mismas caras visibles que han guardado silencio en otros escándalos en los que las mujeres se han visto claramente vejadas. Menciona, entre otros temas, el silencio que imperó en las calles ante la excarcelación de más de 1,100 abusadores sexuales beneficiados por la ley del “sólo sí es sí”, una legislación impulsada por Irene Montero y su equipo, y aprobada por el Gobierno socialcomunista.

Ayuso también señala la falta de acción ante el caso de las menores tuteladas en Valencia y Baleares, así como el asunto del misterioso “Tito Berni”, que parece estar rodeado de polémica. Además, hace hincapié en el “gran aumento de las agresiones sexuales cada año”. Estos temas, que han causado revuelo en la opinión pública, parecen haber quedado en segundo plano para las líderes políticas que ahora lideran esta protesta contra Rubiales.

Este episodio no solo pone de manifiesto la complejidad y las contradicciones de la política española, sino que también cuestiona la autenticidad de ciertos movimientos y líderes en el ámbito del feminismo. ¿Se trata de una verdadera lucha por los derechos de las mujeres o de un oportunismo político? La opinión pública, como siempre, juega un papel fundamental en la evaluación de estas situaciones y en la exigencia de coherencia por parte de quienes ocupan cargos públicos.

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