FALSEDAD RECURRENTE, VERDAD FEHACIENTE

George Orwell: “El que controla el presente controla el pasado, y quien controla el pasado controlará el futuro”.

Esta es una máxima que nuestros queridos políticos nacionalistas saben utilizar perfectamente, para retorciendo el pasado hasta el esperpento, conseguir sus futuros objetivos políticos.

El esqueleto de esta tortuosa y artificiosa estructura se sostiene en tres premisas:

1º) España no existe.

2º) Si existe, Cataluña no forma parte de ella.

3º) Somos el resultado de un constante agravio.

(1º)- España no existe, porque somos un mosaico desigual, fragmentado, y unido contra natura, formado por múltiples “singularidades” cuya tendencia es a disgregarse. La base para esto es la existencia de varios reinos en la España medieval, por lo que la existencia en el pasado de un reino, una república o un condado es la justificación histórica para futuras secesiones.

Basta mirar un poco alrededor para ver que muchas de las naciones que nos rodean obtuvieron la unidad de sus respectivos países mucho más tarde que nosotros. Los ingleses estaban constituidos en siete reinos, la Confederación Germánica constaba en 1815 de treinta y nueve, o las repúblicas italianas constantemente enfrentadas que no se fusionaron bajo una Italia unificada hasta Garibaldi. Saboya y Niza se incorporaron a Francia en 1860. Alsacia y Lorena en 1918.

Las fronteras españolas han permanecido inamovibles desde la pérdida del Rosellón en 1659, mientras que Polonia por ejemplo ha cambiado las suyas de forma, tamaño y ubicación; Alemania, se extendía en el siglo XlX por territorios que hoy forman parte de Francia Polonia y Rusia.

(2º)-Cataluña no forma parte de España. Para poder defender esta tesis, hay que recurrir directamente a la invención. Todo lo que no encaja en el evangelio nacionalista debe desaparecer, y por el contrario todo lo que sea susceptible de ser manipulado, debe ser rescatado en una recuperación selectiva de los acontecimientos que nos interesan.

Ejemplo: Jaime I, según Rovira i Virgili tenía muy clara su españolidad, como dejó claramente en sus escritos “car nos ho fem la primera cosa per Deu, la segona per salvar Espanya, la terça que nos e vos haiam tan bon preu e tan gran honor que per nos e per vos sin salvada Espanya”
También Ramón Muntaner reclamó en su Crónica una política conjunta de todos los reyes de España (Dos siglos antes de Carlos V y de labios de un catalán) Pero esto no se enseña en los libros de texto.

“De la mano de Jaime I reivindican los nacionalistas los Països Catalans. No deja de ser irónico, que quienes se sienten ultrajados por la dominación colonial española sobre Cataluña, consideren el momento fundacional, de su nada colonialista nación precisamente el de mayor extensión territorial. Pero el hecho es que nunca formaron parte de una unidad política común salvo como parte del reino de Aragón. En cambio, a la imperialista España, no se le ocurre manifestar pretensiones territoriales sobre Nápoles, Flandes o Portugal, América latina o las Filipinas.”

Durante la guerra de la independencia, Cataluña se unió a la defensa de España a través de las juntas locales para activar la resistencia armada y destacan en ello el Timbaler del Bruch y el asedio de Gerona “Digasme tu Girona, si te n’arrendiras… ¿Com vols que m’rendesca si Espanya no vol pas?” De este episodio se hizo eco Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, pero su bicentenario fue voluntariamente olvidado porque no concordaba con las aspiraciones y teorías separatistas. Escribía Francisco Camprodón: “Mientras Francia sus huestes amontona, creyendo, ilusa, producir desmayo, viste España su casco de amazona; y en lid sangrienta, más veloz que el rayo, el Bruch, Bailén y la inmortal Gerona responden al cartel del Dos de Mayo”.

Cedo de nuevo a Orwell la palabra: “La alteración del pasado es necesaria para salvaguardar la infalibilidad del Partido, Como quiera que el Partido controla por completo todos los documentos y también la mente de todos sus miembros, resulta que el pasado será lo que el Partido quiere que sea”.

(3º)-Los agravios. Algunos se remontan al Cid Campeador, al compromiso de Caspe o al Conde-Duque de Olivares pero los más rentables son la Guerra de Sucesión y la Guerra Civil.
No es cierto que Castilla invadiese y se anexionase Cataluña en 1714. Ni que Cataluña fuese un estado soberano sino una parte de España con algunas instituciones propias. No es cierto que fuese una guerra entre castellanos y catalanes sino entre los partidarios a dos candidatos al trono de España. Felipe V centralizó el gobierno y unificó leyes, lo cual afectó también a muchos territorios castellanos, pero eso no parece recordarse. Fue Felipe V el fundador de los Mossos d’escuadra para reprimir el bandolerismo y las partidas de austracistas que resistían en el territorio. Los catalanes juraron fidelidad a Felipe V en 1702 y en 1705 al Archiduque, lo cual los situaba en una sublevación en toda regla, y bastaba para legitimar el derecho de conquista según las leyes de cualquier monarquía de la época.

Artur Mas declaró en febrero de 2012 al periódico parisino Le Monde que “Cataluña pertenece al Estado español desde hace trescientos años por la fuerza, tras haber perdido batallas y guerras”. “Pero se le olvidó mencionar que la Cataluña Nord dejó de pertenecer a Cataluña porque el rey francés Luis XlV la incorporó a Francia por la fuerza de las armas”.
Respecto a la guerra civil, mucho se ha escrito ya como para no saber que hubo catalanes y españoles en los dos bandos Claramente a favor de Franco se posicionaron Francesc Cambó, Josep Pla, Eugeni D’Ors, Agustí Calvet, Federico Mompou o Salvador Dalí.

Pero nada de eso importa. El sectarismo empapa todos los estamentos desde la escuela hasta la propaganda, desde las declaraciones a las entrevistas, desde las efemérides a los premios concedidos a historiadores o autores adictos al régimen, y así se va construyendo una mitología falsa e interesada que conduce a nuestra juventud a un concepto torticero de la historia solamente para satisfacer los intereses de quienes pretenden beneficiarse de esta gran mentira.
F.R

Bibliografía: España contra Cataluña, historia de un fraude de Jesús Laínz

Historias ocultadas del nacionalismo catalán de Javier Barraycoa

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