Para mí ya es tarde. Escalar montañas no me tienta ni siquiera en un sentido metafórico. El vértigo limita mis opciones, pero también te salva la vida. Sé lo que digo

.Aun así reconozco un carácter peculiar en los alpinistas que conozco. Su experiencia los hace mejores en muchos aspectos, también (la mayoría) relativiza la importancia de esas cosas que condicionan y motivan a la mayoría de nosotros. -La montaña te cambia y te hace mejor persona-, me dijo un amigo hace años, pero cuando en una ocasión cometí el error de acompañarlo, no perdió tiempo en comprender que no era lo mío. Se llamaba Enrique, fuimos amigos a finales de los setenta hasta que la montaña lo reclamó.

Jorge Egocheaga me lo recuerda:

“Ahora doy importancia a muy pocas cosas. Importa lo simple: estar bien de salud, no tener dolores, estar con tus seres queridos. Es decir, todo eso que tenemos a nuestro alcance la mayoría de personas en esta sociedad y no le damos valor. Ser más o menos rico, tener reconocimiento, poder, no tiene ninguna importancia, es todo mentira, marketing.

”¿Qué sentido tiene para usted la vida?

“Sin saberlo exactamente creo que es ayudar a los demás y vivir tranquilo, con pocas cosas. Tener una vida simple, sin más. Si deseas poco estás mejor.”

Me cae bien.

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