Nunca ha sido fácil desentrañar las razones que motivan a los políticos en una o en otra dirección. Lo que hoy parece la respuesta lógica a una determinada situación, al día siguiente es lo contrario. Sucede, que para el ciudadano de a pie, lo que resulta desconcertante es que con la misma aparente convicción el político de turno defienda una u otra opción. Si superamos lo irritante que resulta esa actitud camaleónica y oportunista, nos damos cuenta de que en parte, la naturaleza de los diferentes partidos politicos es el arte de sobrevivir a sus propias contradicciones.
Dicho esto, y sin entrar en materia, hoy me ha sorprendido la vehemencia con que algunos medios han juzgado la decisión de Inés arrimadas en nombre de C’s en cuanto a apoyar la renovación del estado de alerta por un período más. Especialmente el fuego amigo (que acostumbra a ser el más doloroso) representado en la crítica y abandono por parte del Sr. Girauta.

Cuando los efectos de la pandemia se calmen, será el momento de analizar la tragedia, sus consecuencias, y también las responsabilidades de cada uno. Pero ahora, toca sumar, e Inés Arrimadas a mi juicio, ha hecho lo correcto.

Exponer al gobierno en un momento tan crítico a los chantajes de unos y otros, no sería bien percibido por la ciudadanía que tan alto precio está pagando en esta crisis.

Que Pedro Sánchez y los suyos, estén acumulando contradicciones y políticas erráticas… no es razón suficiente para exponer a la población a unos riesgos que ahora sí tenemos identificados. Si son necesarios quince días más que así sea.
Los políticos de todos los partidos lo que deben hacer es trabajar en la búsqueda de soluciones a una situación tan novedosa como peligrosa. El equilibrio necesario entre reducir todo lo posible los riesgos de una repuntada, deben equilibrarse con las medidas necesarias para que el sistema no se desmorone y la solución no sea tan catastrófica como la pandemia causante.

En cuanto a Inés Arrimadas y C’s, creo que han hecho lo correcto esta vez. El comentario de Girauta de que no han trabajado tanto para quedarse en partido bisagra sugiere una arrogancia no acorde con la inteligencia política que nos ha demostrado en otras ocasiones. C’s ya expresó en sus buenos tiempos la voluntad de eludir el estigma de la izquierda y la derecha ( ni rojos ni azules ), facilitando la gobernabilidad de los partidos más votados, o en su defecto, aquellos que aceptaran integrar valiosos puntos programáticos a cambio de su apoyo. Y no les fue mal.

El esperpento político que ha definido la trayectoria de Pedro Sánchez en los últimos años, ha hecho merecedor a éste de las más agrias respuestas por parte de los otros partidos políticos, e incluso de los suyos. Aún así, hay que recordar que C’s pudo, como había hecho en otras ocasionases en algunos parlamentos autonómicos, condicionar de manera positiva la deriva de Sánchez. Al hacer lo contrario no son pocos los que piensan que se posicionó en un punto sin retorno que casi significó la desaparición de C’s. Desde entonces y hasta ahora, la función de Inés Arrimadas no es fácil ni es grata.
Ser partido bisagra, es la única opción con los diez diputados que tiene, y si de ahí en adelante puede hacer crecer a su partido, será recuperando el espíritu centrista de sus inicios, y la voluntad de construir apoyando todo aquello que sea bueno para todos al margen del partido protagonista.

Nuestros políticos están dando un mal ejemplo, que hasta donde yo veo, no se repite en los otros Estados afectados. El oportunismo político en el contexto de esta pandemia es inaceptable.
Mis felicitaciones a Inés Arrimadas por el cambio de rumbo, y por volver a demostrarnos como sucedía en un principio que aunque pocos también cuentan.

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