Una de las más graves irresponsabilidades que un político puede cometer, es la ausencia de pragmatismo en la toma de decisiones, o tomar estas sin consideración a lo que resulta ser lo mejor o en algún caso lo menos malo para nuestros intereses.
Esto ha sucedido muchas veces entre nuestros políticos, donde debilitar al adversario es más importante que negociar para mejorar en lo posible las deficiencias de lo planteado. En ese sentido, Inés Arrimadas asumió ayer en rueda de prensa, lo que su partido no supo hacer en otro momento crucial de su trayectoria. Y lo explicó muy bien. Con P. Sánchez o sin él, con P. Iglesias o sin él, ahora toca sumar en la dirección correcta, y a mí me parece bien.
El peso de Ciudadanos en las diferentes ecuaciones, ha disminuido considerablemente desde la triste debacle en las últimas elecciones, pero aun así puede ser útil y coherente con el espíritu que lo hizo crecer, si supera sus fobias y se muestra pragmático sumando allí donde marque la diferencia para mejor. Y este parece ser el caso.
Esquerra pierde protagonismo, que no es poco. Si A. Ribera, no hubiera trazado aquellas líneas rojas, hoy P. Sánchez probablemente también gobernaría, pero lo haría con Cs, lo cual marcaria la diferencia y su partido no hubiera perdido casi toda su influencia, mientras que Podemos sin acceso al poder, probablemente se habría atomizado.
Arrimadas sabe que recibirá varapalos de uno y otro lado, eso es bueno. Es lo que le corresponde a un partido de centro y liberal, Pero si sabe explicarlo, quizá sea el principio de su recuperación. Suerte