Juicio al “Procés”

No estoy nada seguro de que la sociedad a la que pertenezco (la catalana) entienda la verdadera naturaleza de los tristes acontecimientos asociados al “Procès”, y mucho menos las implicaciones del irresponsable desafío a ese Estado de Derecho al cual los implicados tenían la obligación de salvaguardar.

Tampoco parece, que los máximos representantes de nuestras instituciones (las catalanas) estén dispuestos a corregir lo que hasta ahora ha sido un ejercicio de descarada parcialidad partidista, usando en beneficio de sus delirios supremacistas el poder y los recursos de las instituciones que son de todos.

Quizás las cosas cambien a medida que el juicio avance, y se clarifiquen los hechos y las responsabilidades asociados a ese golpe al Estado de Derecho y la Constitución que lo sustenta. Resulta sorprendente la falta de memoria de los implicados (hoy acusados), porque lo que ahora niegan es justamente lo mismo de lo que alardeaban como muestra de su determinación. Se veía venir.

La debilidad del “Procès se hace evidente cada vez que tienen que declarar, defendiendo o justificando aquello que provocaron. Las primeras reacciones de los implicados en presencia de un juez, demostraron sino su poca convicción, sí su falta de compromiso y de gallardía al declarar que las iniciativas anticonstitucionales por ellos protagonizadas, eran un malentendido, poco más que una broma mal expresada. Al parecer, la fortaleza simulada cuando estaban rodeados de sus pretorianos, se convirtió en puro pavor cuando frente a un juez tomaron conciencia de su pequeñez ante el peso de la ley que tan estúpidamente, y pese a las múltiples advertencias violentaron.

Aquellos que desafiaron y hasta se burlaron de la capacidad del Estado de Derecho, que ignoraron el Estatuto, que ningunearon al 53% de los catalanes, que fueron advertidos reiteradamente de las consecuencias de sus acciones, que fracturaron la sociedad catalana y nos pusieron al borde del abismo, defienden sin pudor que lo hicieron en nombre del “poble catalá, la libertad y la democracia” Ahora, tienen la oportunidad de demostrarlo.

El precio que todos los catalanes estamos pagando por la estúpida arrogancia de estos hombres, justifica digan lo que digan los interesados, un juicio que clarifique de una vez por todas la naturaleza de unos hechos cuyo relato ha sido tergiversado y manipulado hasta el extremo. Ayer vimos cómo la estrategia de los diferentes defensores pasa por ignorar unos hechos o reinterpretarlos de manera que el relato siga siendo favorable a sus defendidos. Hoy la Fiscalía les ha contestado enérgica y elocuentemente, desmontando sus falacias jurídicas.

Nos esperan semanas en que el “Procès” y sus acólitos intentarán cuestionar la acción de la justicia al margen de las evidencias presentadas. Todo sugiere, que su estrategia pasa por prolongar este proceso hasta llevarlo a las instancias internacionales donde siempre han querido estar. Quiero creer, que la razón jurídica y el pudor de una institución (la justicia) que ha sido cuestionada por unos y otros de forma interesada, aproveche esta oportunidad para cambiar el relato de estos descarriados de una vez por todas.

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